Palabras / Natalia Ginzburg
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Si me acuerdo, seguramente es porque lo siento vinculado a la última vez
que te vi. Recuerdo que el hecho de estar protestando y riñéndote me producía una
gran alegría. Sabía que mi enfado provocaría dentro de ti una mezcla de alegría
y de fastidios. Ahora pienso que aquel fue un día feliz. Pero por desgracia es
muy raro darnos cuenta de los momentos felices cuando los estamos viviendo. Solo
nos damos cuenta, generalmente, cuando ya media el tiempo. La felicidad para mi
consistía en regañarte y para ti en revolverme los armarios.
Pero también hay que decir que aquel día perdimos un tiempo precioso. Habríamos
podido sentarnos tranquilamente y empezar a hacernos mutuas preguntas sobre
temas esenciales. seguramente abríamos sido menos felices, es más, puede que hubiéramos
sido desgraciadísimos. Pero yo ahora en cambio, me podría acordar del día aquel
no como un día vagamente feliz, sino como de un día auténtico y esencial para ti y para mi,
destinado a arrojar claridad sobre mi persona y la tuya, que siempre han estado
intercambiando palabra de naturaleza precaria, nunca palabras claras y
necesarias, sino palabras grises, apacibles, fluctuantes e inútiles. Natalia Ginzburg / Querido Miguel
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